Ruanda derechos humanos/
Pauline
Nyiramasuhuko: mujer contra mujeres/
Alexander
Naime S.
Henkel
Sentada en el palco del estadio de
Butare (Ruanda), Pauline aplaude y
entusiasma a los soldados. Pero todo cambia cuando, decepcionada, toma
el micrófono para ordenar con su característica voz, feroz y ansiosa: "¡Viólenlas.
Viólenlas a todas!"
En abril de 1994, en el corazón del continente africano,
el genocidio en Ruanda, donde murieron casi un millón de personas en
cuatro meses, concibió su peor gesto.
La población de Ruanda se dividía en dos grupos. Los
tutsis, altos, elegantes y de complexión fina, tenían derecho a todos
los puestos de gobierno por un decreto absurdo del gobierno colonial de
Bélgica.
Y los hutus, chaparros y de piel oscura, eran destinados
a la servidumbre y a las labores manuales.
Con este racismo como base, Pauline
Nyiramasuhuko era de las pocas mujeres en
una posición de poder.
En 1992 fue nombrada secretaria del Ministerio de la
Familia y la Mujer.
Era la única hutu en una posición de poder. Cuando el
brazo armado
hutus,
el Interamhawe, llegó al poder, el 9 de
abril, su primera y única instrucción fue aniquilar a los tutsis.
Vecinos se armaron contra vecinos; amigos descuartizaron
a amigos; niños quemaron a sus compañeros de escuela. Pero en un lugar
se desarrollaba lo inimaginable.
En la provincia natal de Pauline,
los ciudadanos tutsis resistían valientemente los embates de los
sanguinarios soldados .
Cuando perdemos la
capacidad de asombro
La
violencia extrema, que viven comunidades enteras, ha hecho
estragos
en la sensibilidad y valoración de sus
habitantes. Especialmente en países como México, donde la gente
se acostumbra a ver la muerte como algo inevitable y sin valor.
Con ello, muchos seres humanos han perdido su
capacidad de ver la realidad que les es adversa en su propia
comunidad.
Ya no hay asombro a nada.Se ven tantos asesinatos,
robos, secuestros,
ejecuciones sumarias,
descuartizamientos y hechos cada vez más horribles, sin que
aparentemente, nadie
sienta nada.
En esta pasada
“guerra
contra
el
narco” parece que nada pasó, fueron 100 mil muertos y no dicen
nada. Son cifras
muertas,
igual que los difuntos sin vida.
Estamos
frente a la cultura del silencio global.
|